V. M.
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Tienda típica de ultramarinos, con productos desde detergente, bebidas, como jamón de Alfredo monfort.
Del jamón podemos decir que este pequeño comercio ha optado por un buen producto para su clientela, ya que La
Elaboración es artesana de nuestros jamones. en Jamones Alfredo Monfort, han apostado por la continuidad en la elaboración de los jamones, siguiendo la tradición y los conocimientos que les han dejado sus antecesores, sin utilizar conservantes ni aditivos artificiales y con una curación natural. Una elaboración artesana, prácticamente 100 % manual desde la recepción de la materia prima hasta la preparación para su venta, donde la maquinaria tiene una presencia prácticamente nula. El jamón que ofrecen no es un jamón pata negra, pero con una buena materia prima y años de experiencia han logrado un producto final de alta calidad.
El primer paso para llegar a esta elaboración es la recepción de la materia prima. Una materia prima seleccionada de primera calidad, siempre de producción nacional y recibida en fresco, nunca congelada. Tras una primera visualización de la mercancía dentro del transporte para observar si llega en correctas condiciones de higiene.
Una vez se comprueba que la temperatura es la idónea, se procede al marcado a fuego del lote en todos y cada uno de los jamones.
Una vez marcada cada pieza, se procede al salado de los jamones. Tal vez esta sea la fase mas importante, porque dependiendo de su correcta ejecución depende el resto de procesos para conseguir un producto final de la calidad que busca la empresa de Jamones Alfredo Monfort. El salado se hace poniendo varias capas de jamones y cubriendo cada capa con una “manta” de sal y así sucesivamente hasta llegar a cierta altura.
Transcurridos los días necesarios cubiertos de sal, los jamones se lavan con agua fría para retirar la totalidad de la sal. Es la única tarea durante todo el proceso de elaboración en la que ellos utilizan maquinaria. Los jamones se introducen por una pequeño túnel de lavado con chorros de agua, y salen por el otro extremo totalmente limpios.
Una vez lavados se cuelgan y se llevan a la cámara de postsalado, donde está controlada la temperatura y la humedad. En esta cámara pasarán unos 3-4 meses, dependiendo la climatología que haga en el secadero natural. A partir de esos meses, ya salen al secadero natural, donde no controlan la temperatura ni la humedad y donde pasarán el resto de sus días hasta que estén listos para su venta. Durante esta última fase de curación, alrededor de los 6 meses, los jamones son “pintados” con manteca de cerdo fundida. Esta labor tiene dos funciones, una que es tapar cualquier pequeña grieta que pueda tener la pieza, y la otra, que no se reseque el jamón por la parte exterior y conseguir una curación óptima y homogénea de todo la pieza.
Finalmente, cuando cada jamón llega a su punto de curación óptimo, solo falta prepararlo para su venta, lipiándole el moho que pueda tener debido a la exposición en el ambiente natural y ponerle las etiquetas y vitolas.
Como veis, este pequeño comercio ha sabido buscar un buen proveedor local para sus clientes.