Casa Lucita - Muriedas, Cantabria

Álvaro N.

Teníamos pendiente mi pareja y yo este sitio desde que nos enteramos que abrieron, nos habían llegado muy buenos comentarios de gente de confianza y como era de esperar, no defraudó: una bienvenida acogedora en un local pequeño pero muy cuidado en detalles, concepto de pequeñas pero elaboradas raciones pensado para compartir en modo degustación con una buena y amplia bodega, ideal para pasar un momento agradable y sin duda, para repetir y probar toda la carta, volveremos. Un sobresaliente en relación calidad/precio así como en el servicio.

Sara H.

He comido varias veces y siempre salgo con ganas de volver. El trato es cercano y profesional, y se nota que hay trabajo tras cada plato. El ambiente es tranquilo. Sin duda, un sitio recomendable en Muriedas para quienes disfrutan de la buena comida sin complicaciones.

Silvia M.

Restaurante con encanto que merece la pena visitar. Pensado para compartir pequeñas raciones que sorprenden siempre. Destacan sus platos de temporada como los guisantes con katsuobushi y panceta, o sus platos de siempre como las patatas con yema y panceta ibérica o las deliciosas albóndigas de costilla con chuleta de vaca.

Lucia G. F.

Fuimos a comer un grupo de 7 personas y la verdad que nos sorprendió y nos encantó!!! Pedimos para compartir una ración cada dos pero igual se puede compartir cada 3 porq nos pasamos muchísimo, y por último pedimos dos pescados q tb con uno habría sido suficiente. Los postres tampoco se quedan atrás! Aún con lo llenos que estábamos los pedimos todos para compartir e incluso repetimos ronda jajajajjaja
Lo que más me gustó de la carta sin duda la empanada y la croqueta! No os la perdáis

Basilio A. M.

Casa Lucita en Muriedas es un verdadero referente culinario que combina sabores excepcionales y un servicio impecable. Desde que cruzas la puerta, el ambiente acogedor y el personal, siempre atento y amable, te hacen sentir como en casa, brindando un trato exquisito que destaca por su cuidado a los detalles.

El ceviche es una obra maestra. Con una frescura insuperable, cada bocado es un equilibrio perfecto entre cítricos y especias que despiertan los sentidos. Es evidente la dedicación y el conocimiento en su preparación, transportándote a los orígenes de este plato clásico. Por otro lado, las albóndigas son otro de los grandes protagonistas en Casa Lucita: jugosas, llenas de sabor y con una textura impecable, cada porción está hecha con una precisión que eleva la cocina tradicional a otro nivel.

El ambiente del restaurante, acompañado por la atención personalizada de su equipo, crea una experiencia que trasciende la gastronomía. Casa Lucita no solo ofrece comida, sino momentos memorables que hacen que cada visita sea especial. Para quienes buscan una combinación de platos extraordinarios y un trato que les haga sentirse únicos, Casa Lucita es sin duda una parada obligatoria. ¡Un rincón para disfrutar y recomendar sin reservas!

Javier P. M.

Hay que repetir. Cocinan muy buen producto con mimo y elegancia sin camuflar la esencia de la materia prima y un precio cojonudo. Ambiente fresco, desenfadado y agradable, en una casita a las afueras de Santander, con un equipo capitaneado por Julián Martínez Bestilleiro, un perfecto anfitrión coruñés, trotamundos y alma del restaurante que te hace sentir como en casa. Ensaladilla, gilda, croqueta de queso majorero, coliflor con curry y leche de coco (para flipar), manitas, albóndigas de costilla de vaca casi cruda en el centro (un espectáculo)... Vinos muy bien seleccionados y a precios ajustados. Volveremos!

Laura C.

Una experiencia gastronómica excelente. El ambiente acogedor y el trato del personal fueron de primera, pero lo que realmente destaca es la comida. Las croquetas de queso majorero son una auténtica delicia: crujientes por fuera, cremosas por dentro y con un sabor intenso que enamora desde el primer bocado. Y las manitas… ¡espectaculares! Tiernas, sabrosas y perfectamente cocinadas. Sin duda, un sitio para repetir.

Eder

Hicimos un viaje desde Bilbao con las expectativas muy altas, motivados por recomendaciones de amigos y excelentes opiniones en redes sociales. Y, sinceramente, la experiencia no pudo haber sido mejor.

El concepto del restaurante, el ambiente y el trato que recibimos fueron simplemente excepcionales. Nos aventuramos a probar varios de sus “platillos”, pequeñas raciones pensadas para compartir, ideales para montar un menú degustación a medida. Además, los precios son más que razonables para la calidad y la creatividad de cada plato.

Desde las deliciosas Gildas y las croquetas, pasando por el pato con kimchi y las albóndigas de chuletón, hasta el atún fuera de carta que Julián nos recomendó, cada bocado fue un acierto. Todo estaba lleno de sabor y perfectamente ejecutado.

Fue una cena tan memorable que deseábamos que nunca terminara. Sin duda, volveremos y no dejaremos de recomendar este lugar a quienes busquen una experiencia gastronómica única.
10/10