Peña Bética Cultural Minera Juan Merino C.B. - Villanueva del Río y Minas, Sevilla

Cristóbal R.

Fuimos desde Tocina y la verdad un acierto, tapas que parecen medias, y medias que parecen raciones.

Buena comida y un salón grande para acomodar a muchos comensales.

Dagmarelis G. S.

Carne a la brasa regular y patatas congeladas.
La cerveza muy buena!

Ariel 1.

Menos mal que está en traspaso la verdad que deja mucho que desear pedimos un variado de pescado que no se podía comer,parecía que eran sobra,las gambas estaban malísimas,no se podían ni pelar y no sigo porque sino no acabó lamentable.
Espero que quién lo coja lo levante como al principio era esa peña que no se cabía de gente sentada fuera y dentro.

Mario B.

La peor experiencia en la hostelería que e tenido en muchos años, faltaba la mitad del producto, los chipirones enanos y sin limpiar, a un precio desorbitado. La mitad de la mesa se a ido sin cenar, y la otra mitad con hambre
La camarera con una actitud arrogante y sin ninguna intención de arreglar el servicio pésimo que estaba dando. Es imposible que nadie venga aquí y se vaya contento. Penoso

Alberto D.

Podéis desayunar churros o comer y cenar en familia Carme a la brasa.

Abraham G. Q.

El lugar es muy amplio y las mesas están muy separadas en la terraza. La carta es amplia. La ensalada caprese y la pluma ibérica a la brasa espectaculares. Los baños estaban limpios y los camareros fueron muy atentos en todo momento.

Patricia S.

Comida espectacular , cabrillas increíbles , todo buenísimo , desde los caracoles al menudo y a la carne de venado , increíble todo . Una atención inmejorable .

Carlos C. O.

El 3 de diciembre fuimos mi mujer y yo a visitar la ciudad romana de Munigia. Excelente visita muy bien guiada por Christian. Al finalizar la visita buscamos un lugar donde comer y dimos con la Peña Bética Cultural Minera de Villanueva del Río. Había en la terraza varias mesas libres y preguntamos si podíamos ocupar alguna puesto que no teníamos reserva, a lo que nos respondieron de modo afirmativo y rápidamente nos tomaron nota: dos cervezas, una tapa de ensaladilla, otra de berenjenas con miel y una ración de secreto ibérico. Las cervezas vinieron inmediatamente, pero pasados 35 minutos sin que llegara nada más a la mesa, le pregunté a uno de los camareros por nuestro pedido. Al momento vino la ensaladilla, en la que, tras varios bocados con el tenedor, apareció enterrada una mosca de notable tamaño. Por no montar una escena delante de toda la clientela, me dirigí discretamente a la barra con el plato de ensaladilla y le expuse la situación al mismo camarero. Recogió el plato y fue a consultar con quien parecía ser el encargado quien, sin ofrecer disculpa alguna, se encaró conmigo diciendo que la mosca habría caído por casualidad. Le dije que no era así y que me diera la cuenta de las dos cervezas, que era lo único que estaba dispuesto a pagar. Él insistió en que debía pagar todo y allí se acabaron mi prudencia y mi discreción cuando pregunté, esta vez alzando bastante el tono de voz, si también tenía que pagar por la mosca de la ensaladilla. Ahí quedó todo: pagué 2,60 por las dos cervezas y la clientela se quedó con la mosca detrás de la oreja.